ARTISTIC SPROUT by Pilar Aleixandre

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jueves, 4 de agosto de 2011

FARRA Y MANATA (CAMPAMENTOS SAHARAUIS)

FARRA Y MANATA
CAMPAMENTOS  SAHARAUIS

2006
Mayo

               Veo a mis hijos salir hacia el colegio. Solo son 30 minutos de camino. Cargados con sus mochilas y sus pies descalzos. Me siento feliz por  poderles facilitar la asistencia a la escuela. Allí les enseñan español, matemáticas y mucho de lo que les puede servir en un futuro. Talvez hoy les den leche para desayunar.

               Somos  un pueblo unido. La unidad nos hará fuertes para sobrevivir. Me gustaría tanto que mis hijas salieran de aquí. Nos esforzamos por darles una formación, unos estudios básicos para que tengan la oportunidad de escapar de este encierro.

 Julio

               El calor resulta insoportable

               Por el momento la única escapatoria para nuestros hijos son las vacaciones de verano. Estos veranos tan inhumanos aquí entre la nada. Entre la nada y las piedras y la arena. Con poco para comer y beber y mucho calor, más de lo que nadie de otros lugares del mundo podría soportar. Quiero a mis hijos y a mis hijas y por ello lo mejor que puedo hacer es mandarlos a pasar estos meses de verano lejos de su hogar, con familias a las que no conocemos, familias en las que no podemos hacer más que confiar y esperar que los cuiden y los quieran estos meses que compartirán con ellos.

               Está decidido. El próximo año será el primer verano de Manata fuera de casa. Deseo en que todo le salga bien. Este será el último verano que Manata pasa en este infierno. Se que me entristecerá tenerla tan lejos. 2 meses es mucho tiempo para una madre sin ver a sus hijos.

 Septiembre

               Por fin ha dejado de soplar. Un día más de siroco. El aire es irrespirable. Los niños no han dejado de toser en toda la noche, inquietos, moviéndose con desasosiego debajo de las mantas.

               Y él donde estará, se fue ya hace más de 10 días, ¿seguirá con vida?, ¿estará preso?. Mis hijos le quieren. Yo pienso en el resto de mujeres del mundo. En el campamento estamos mal, es el peor año de los últimos que recuerdo. También hemos tenido lluvias que han derrumbado la mayoría de las casas de adobe de Miyek.  Hablando con mi abuela,  Marian, me cuenta que cuando nació mi madre, su 8º hijo, también fue un mal año. Muchos hombres murieron en los enfrentamientos por recuperar nuestra tierra. A ella se le secó la leche de sus pechos y tuvo que recurrir a su vecina Beba para que amamantara a su recién nacida Salam.

Diciembre

               Hoy ha regresado Salek. Nuestros hijos saltan a sus brazos contentos, gritando alegremente. Trae regalos para todos. Pequeñas cosas que les colman de felicidad, les hacen sonreír y salir corriendo para buscar a sus amigos y compartir con ellos los regalos que ha traído papa.

               Hoy cumplo  40 años. Mi madre me enseñó a cuidar de mi marido, a tener un buen número de hijos para conseguir que nuestro pueblo sea numeroso y fuerte. Pero cuando veo a Salek con su ropa militar, siento malestar. Este no es el futuro que quiero para mis hijos. Si Salek escuchara mis pensamientos, no me entendería. Hablamos sobre el verano de Manata en España. Le parece bien y aprueba la decisión.


2007

Julio

               Hoy sale el viaje con destino a España. Nuestros hijos experimentan una mezcla de sentimientos y sensaciones difíciles de describir. Miedo. Miedo a todo lo que va a ocurrir  en un futuro inmediato, separarse de la familia por primera vez, el viaje en camión por el desierto, el avión, las largas esperas en los aeropuertos. Curiosidad, ¿Cómo será la familia que los acoja?, ¿Saldrá agua como dicen de esos chismes?, ¿luz eléctrica?, ¿piscinas?.... tantas cosas por conocer.

               El camión se aleja. Nuestros hijos equipados con una pequeña cartera, nos dicen adiós con las manos. Algunos lloran. Yo también lloro.

               - Adiós mamá. Cuanto te voy a extrañar. Estoy asustada pero al mismo tiempo deseo conocer otros lugares.- Me dice Manata.

               Muchas horas de viaje, el camión es insoportable, todos dando saltos por el suelo. En el aeropuerto, sentados en el frío suelo  hemos dormido un poco. Que grande se ve un avión cuando vas a subirte en él. El otro aeropuerto inmenso. En el autobús me mareo hasta vomitar el vacío de mí estomago.

               Ya la veo, la toco, huele distinto a nosotros. Me mira con curiosidad, con ternura. Se que nos saldrá bien. Su pelo largo,  apenas ondulado, de varios colores, eso que llaman “mechas”- creo-  su vestido escotado, dejando al descubierto una espalda atlética. Su piel bronceada. Me gusta. Me gusta cómo se esfuerza para que le entienda con señas y palabras que en su mayoría no entiendo. Me gusta la ropa que me ha comprado. Una cama, tengo miedo de caerme mientras duermo, siempre he dormido en el suelo, entre las mantas de la jaima, acurrucada junto a mis hermanos.

2008

Agosto

               Está siendo un verano perfecto. El viaje ya no me ha asustado. Ya conozco todo lo que va a ocurrir, no como el año pasado que era toda una incógnita. Es un viaje agotador y tremendamente largo, pero merece la pena. Mi español ha mejorado mucho. Este curso me he esforzado para aprender y la verdad es que lo noto, entiendo mucho mejor todo lo que me dicen.

               Ayer pasamos el día en la “piscina de olas” estábamos todos los niños saharauis. Como el año pasado, ha sido muy divertido y como ya se nadar,  me lo he paso mucho mejor. Me he tirado de todos los toboganes, hasta de los más altos. Siento esas hormiguitas que me corren por la barriga, como cuando viajo en el avión.

               Hoy hemos ido a una tienda y Candela ha comprado una perrita preciosa, le he puesto el nombre de Lluna. Es blanca, con ojillos almendrados de color oscuro y no para de mover su colita y de ladrar corriendo de un lado para otro. Pasamos los últimos días de mis vacaciones ocupándonos de ella. Es otra forma de ver a los perros. En los campamentos nos dan miedo, nos cuentan que se comen a los niños. Pero Lluna es diferente.

               A diario, le pregunto a Candela cuantos días faltan para irme a casa. Tengo muchas ganas de ver a mama y a mis hermanos.

               Hoy sale el vuelo. La maleta siempre se pasa de peso. Tenemos que dejar cosas. Algo de ropa, algún juguete. Pero Candela me da la buena noticia de que vendrá a visitarnos el próximo mes de diciembre. Ella traerá muchas cosas para la familia.

               - Hasta pronto Candela, te espero en los campamentos.- Le digo entre lagrimas. Deseo que pasen pronto estos meses y que llegue Candela a casa, que conozca a mama y a mis hermanos. Espero que papa también esté en casa esos días.