ARTISTIC SPROUT by Pilar Aleixandre

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viernes, 16 de septiembre de 2011

MURAL. Asia - Dragón


Ecargo de mural para salón de vivienda en el centro de Castellón. Vivienda construida en los años 60 con los techos a una altura de unos 3 metros. Ancho del mural 100 cm.

jueves, 4 de agosto de 2011

FARRA Y MANATA (CAMPAMENTOS SAHARAUIS)

FARRA Y MANATA
CAMPAMENTOS  SAHARAUIS

2006
Mayo

               Veo a mis hijos salir hacia el colegio. Solo son 30 minutos de camino. Cargados con sus mochilas y sus pies descalzos. Me siento feliz por  poderles facilitar la asistencia a la escuela. Allí les enseñan español, matemáticas y mucho de lo que les puede servir en un futuro. Talvez hoy les den leche para desayunar.

               Somos  un pueblo unido. La unidad nos hará fuertes para sobrevivir. Me gustaría tanto que mis hijas salieran de aquí. Nos esforzamos por darles una formación, unos estudios básicos para que tengan la oportunidad de escapar de este encierro.

 Julio

               El calor resulta insoportable

               Por el momento la única escapatoria para nuestros hijos son las vacaciones de verano. Estos veranos tan inhumanos aquí entre la nada. Entre la nada y las piedras y la arena. Con poco para comer y beber y mucho calor, más de lo que nadie de otros lugares del mundo podría soportar. Quiero a mis hijos y a mis hijas y por ello lo mejor que puedo hacer es mandarlos a pasar estos meses de verano lejos de su hogar, con familias a las que no conocemos, familias en las que no podemos hacer más que confiar y esperar que los cuiden y los quieran estos meses que compartirán con ellos.

               Está decidido. El próximo año será el primer verano de Manata fuera de casa. Deseo en que todo le salga bien. Este será el último verano que Manata pasa en este infierno. Se que me entristecerá tenerla tan lejos. 2 meses es mucho tiempo para una madre sin ver a sus hijos.

 Septiembre

               Por fin ha dejado de soplar. Un día más de siroco. El aire es irrespirable. Los niños no han dejado de toser en toda la noche, inquietos, moviéndose con desasosiego debajo de las mantas.

               Y él donde estará, se fue ya hace más de 10 días, ¿seguirá con vida?, ¿estará preso?. Mis hijos le quieren. Yo pienso en el resto de mujeres del mundo. En el campamento estamos mal, es el peor año de los últimos que recuerdo. También hemos tenido lluvias que han derrumbado la mayoría de las casas de adobe de Miyek.  Hablando con mi abuela,  Marian, me cuenta que cuando nació mi madre, su 8º hijo, también fue un mal año. Muchos hombres murieron en los enfrentamientos por recuperar nuestra tierra. A ella se le secó la leche de sus pechos y tuvo que recurrir a su vecina Beba para que amamantara a su recién nacida Salam.

Diciembre

               Hoy ha regresado Salek. Nuestros hijos saltan a sus brazos contentos, gritando alegremente. Trae regalos para todos. Pequeñas cosas que les colman de felicidad, les hacen sonreír y salir corriendo para buscar a sus amigos y compartir con ellos los regalos que ha traído papa.

               Hoy cumplo  40 años. Mi madre me enseñó a cuidar de mi marido, a tener un buen número de hijos para conseguir que nuestro pueblo sea numeroso y fuerte. Pero cuando veo a Salek con su ropa militar, siento malestar. Este no es el futuro que quiero para mis hijos. Si Salek escuchara mis pensamientos, no me entendería. Hablamos sobre el verano de Manata en España. Le parece bien y aprueba la decisión.


2007

Julio

               Hoy sale el viaje con destino a España. Nuestros hijos experimentan una mezcla de sentimientos y sensaciones difíciles de describir. Miedo. Miedo a todo lo que va a ocurrir  en un futuro inmediato, separarse de la familia por primera vez, el viaje en camión por el desierto, el avión, las largas esperas en los aeropuertos. Curiosidad, ¿Cómo será la familia que los acoja?, ¿Saldrá agua como dicen de esos chismes?, ¿luz eléctrica?, ¿piscinas?.... tantas cosas por conocer.

               El camión se aleja. Nuestros hijos equipados con una pequeña cartera, nos dicen adiós con las manos. Algunos lloran. Yo también lloro.

               - Adiós mamá. Cuanto te voy a extrañar. Estoy asustada pero al mismo tiempo deseo conocer otros lugares.- Me dice Manata.

               Muchas horas de viaje, el camión es insoportable, todos dando saltos por el suelo. En el aeropuerto, sentados en el frío suelo  hemos dormido un poco. Que grande se ve un avión cuando vas a subirte en él. El otro aeropuerto inmenso. En el autobús me mareo hasta vomitar el vacío de mí estomago.

               Ya la veo, la toco, huele distinto a nosotros. Me mira con curiosidad, con ternura. Se que nos saldrá bien. Su pelo largo,  apenas ondulado, de varios colores, eso que llaman “mechas”- creo-  su vestido escotado, dejando al descubierto una espalda atlética. Su piel bronceada. Me gusta. Me gusta cómo se esfuerza para que le entienda con señas y palabras que en su mayoría no entiendo. Me gusta la ropa que me ha comprado. Una cama, tengo miedo de caerme mientras duermo, siempre he dormido en el suelo, entre las mantas de la jaima, acurrucada junto a mis hermanos.

2008

Agosto

               Está siendo un verano perfecto. El viaje ya no me ha asustado. Ya conozco todo lo que va a ocurrir, no como el año pasado que era toda una incógnita. Es un viaje agotador y tremendamente largo, pero merece la pena. Mi español ha mejorado mucho. Este curso me he esforzado para aprender y la verdad es que lo noto, entiendo mucho mejor todo lo que me dicen.

               Ayer pasamos el día en la “piscina de olas” estábamos todos los niños saharauis. Como el año pasado, ha sido muy divertido y como ya se nadar,  me lo he paso mucho mejor. Me he tirado de todos los toboganes, hasta de los más altos. Siento esas hormiguitas que me corren por la barriga, como cuando viajo en el avión.

               Hoy hemos ido a una tienda y Candela ha comprado una perrita preciosa, le he puesto el nombre de Lluna. Es blanca, con ojillos almendrados de color oscuro y no para de mover su colita y de ladrar corriendo de un lado para otro. Pasamos los últimos días de mis vacaciones ocupándonos de ella. Es otra forma de ver a los perros. En los campamentos nos dan miedo, nos cuentan que se comen a los niños. Pero Lluna es diferente.

               A diario, le pregunto a Candela cuantos días faltan para irme a casa. Tengo muchas ganas de ver a mama y a mis hermanos.

               Hoy sale el vuelo. La maleta siempre se pasa de peso. Tenemos que dejar cosas. Algo de ropa, algún juguete. Pero Candela me da la buena noticia de que vendrá a visitarnos el próximo mes de diciembre. Ella traerá muchas cosas para la familia.

               - Hasta pronto Candela, te espero en los campamentos.- Le digo entre lagrimas. Deseo que pasen pronto estos meses y que llegue Candela a casa, que conozca a mama y a mis hermanos. Espero que papa también esté en casa esos días.

domingo, 24 de julio de 2011

LA SOLEDAD DE LA ESPERA

Cuando entró en el local, se quedó unos segundos paralizado.Las mesas más próximas a la entrada estaban vacías, tal vez porque el intenso frio reinante en la calle y que se colaba por la puerta, no hacía agradable estar allí. Miró al fondo del local y descubrió una mesa libre a la derecha. Sin prisa, se encaminó hacia ella. Mientras se adentraba en el local, disimuladamente, observó a la gente que ocupaba las mesas vecinas.  Una mujer entrada en años, cogía su taza, de lo que parecía café con leche, entre las manos. Daba la impresión de no haberse quitado de encima  todavía el frio de la calle. Una pareja, sentados frente a frente,  se cogían las manos y se miraban directamente  a los ojos con miradas enamoradas. En le lado opuesto a donde el decidió sentarse, un joven estaba concentrado en la lectura de un grueso libro. Una taza de café humeante y un cenicero lleno de colillas apuradas y apagadas eran su única compañía. De pronto, un movimiento brusco en la mesa que queda a su derecha, pegada a él. Una  mujer se inclina hacia el centro del pasillo, cortándole el paso. No se ha levantado de la silla, no lo necesita para recoger el pequeño estuche de color rojo que le ha caído al suelo. Él se ha parado. Las piernas le tiemblan ligeramente. Ella alza el objeto rojo asido con su mano derecha. La melena oscura, rizada, salvaje, se derrama sobre su hombro y su espalda. Como a cámara lenta, se incorpora, sin levantarse de la silla, ajena a la presencia que está parada en medio del pasillo. Su rostro empieza a aparecer por debajo de los rizos que van volviendo a su lugar. Sus miradas se encuentran. Sus ojos no parpadean. Ella esboza una tímida sonrisa y al darse cuenta de lo ocurrido, murmura una excusa casi inaudible. Paso libre. Él continúa andando hasta alcanzar la mesa elegida.

El calor del local le recuerda que todavia no se ha quitado el abrigo. Un ligero rubor empieza a cubrir sus mejillas. Esa mujer. Tal vez la ha visto en otro lugar. Esos ojos de mirada penetrante, negros como la noche. Mientras se desabotona el abrigo intenta recordar donde ha visto antes a esa mujer. Ocupa la silla que queda de cara al único acceso al local. Sus prendas de abrigo, perfectamente ordenadas en la silla más próxima a la pared. Consulta su reloj de pulsera, que le informa de que todavía faltan unos veinte minutos para la hora. Demasiado tiempo, demasiados nervios. Piensa que nunca aprenderá. Maldita manía de llegar demasiado pronto, con lo que odia esperar y otra vez esperando sin necesidad.

Una camarera uniformada y sonriente se aproxima a su mesa ofreciéndole algo para tomar. Con el frio en el cuerpo, decide que lo mejor será una bebida bien caliente, que le temple por dentro. Mientras la camarera se retira, saca del bolsillo de su americana un paquete de tabaco. Enciende un cigarrillo, concentrado en la luz de la llama del mechero que ilumina sus manos al prender el cigarrillo. La penumbra del local le dificulta ver con nitidez la puerta. No puede dejar de pensar en la primera  vez que la vio. El día que se conocieron. Este mismo bar, hace ya unos 10 años.

viernes, 22 de julio de 2011

PEQUEÑOS RELATOS



Mayo



Todavía recuerdo perfectamente el día en que
te conocí, Tomás. Nuestra común amiga preparó el encuentro, aprovechando nuestra afición. El primer grupo os esperábamos en el
punto acordado y allí estaba mi amiga. Detrás de ella apareciste tú y en ese
mismo momento entendí que eras TÚ. Entendí que todo lo que había pasado en mi
vida era necesario para llegar hasta ti.



Pasamos un tiempo de felicidad
infinita, disfrutando de cada uno de los momentos que podíamos compartir.
Recuerdo las mariposas que volaban en mi estomago cuando sonaba el teléfono y
eras tú, cuando llegaba la hora del encuentro, la ilusión con la que escogía la
ropa que ponerme, el maquillaje que utilizar.

Tus hijos me aceptaron y luego
fueron ellos los que me pidieron que viniera a casa a vivir con vosotros. Yo
acepté, por supuesto.



MURAL ESPIRAL




El último encargo.
Mural 180x180

PUERTA SARGANTANES

Estas brillan y corren por la puerta azul como el cielo.


WALL 6 SARGANTANES




Y los bichitos llegaron a la puerta de la casa

MESA MARGARITA



Gracias a Azucena he tenido la oportunidad de invader con mi creatividad los muros de su preciosa casa.
Todo empezó con esta mesa.

Mujeres



Colección de acuarelas cuya temática son las mujeres trabajadoras del mundo.